¿En qué estaba pensando? Cómo convertir malos hábitos financieros en acciones positivas
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Puntos clave
- Hay patrones de pensamientos que no tenemos en cuenta y que nos pueden llevar a tomar decisiones financieras que luego nos cuestionamos.
- Entender estos patrones y sus posibles consecuencias es un primer paso para cambiarlos.
- Seguir pasos específicos que proporcionan estructura a nuestras finanzas puede ayudarnos a establecer hábitos financieros más saludables.
Un conductor se desvía para encontrar gasolina más barata. El dueño de un automóvil defectuoso se niega a deshacerse de él porque ha gastado mucho en reparaciones. Un comprador de vivienda ahorra parte de su cheque de pago de sueldo para un pago inicial, pero hace compras compulsivas con su reembolso de impuestos. Un amante del buen vestir sigue gastando en ropa de moda que no puede pagar.
Seguramente ya ha escuchado esto antes. Tal vez alguna de estas situaciones hasta le ha ocurrido a usted.
Algunas de estas acciones pudieron haber parecido una buena idea en el momento. Sin embargo, los psicólogos opinan que son ejemplos de comportamientos irracionales. Estudios indican que las emociones y los patrones de pensamientos inconscientes, llamados sesgos cognitivos, juegan un papel importante en las decisiones financieras. Como resultado, es común desarrollar hábitos financieros irracionales, a veces poco convencionales, que van en contra de nuestro bienestar financiero.
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El cerebro funciona de manera extraña
Los psicólogos opinan que nuestra crianza, cultura y normas sociales determinan nuestra relación con el dinero. Nuestros amigos influyen, así como también lo hacen nuestras experiencias personales. Más allá de nuestro pasado, el comportamiento irracional e ilógico, financiero o de otro tipo, se puede explicar en parte a través de patrones de pensamiento que en gran medida no tenemos en cuenta. Los siguientes ejemplos reflejan algunos patrones comunes:
El afán del conductor de ahorrarse algunos centavos por galón de gasolina está motivado por el dolor de pagar, sentimiento de pérdida que con frecuencia se siente al anticipar o al hacer una compra. La molestia por pagar un precio más alto por la gasolina cerca de casa hace que el conductor no tome en cuenta el valor del tiempo y de la gasolina que usa para ir a buscar un mejor precio.
El dueño del automóvil espera que su vehículo finalmente funcione bien y justifique el dinero que ha gastado para repararlo. En realidad, sería mejor cortar por lo sano y comprar otro automóvil. Este es un ejemplo de la falacia del costo hundido, seguir insistiendo en algo que no funciona porque ya se le ha dedicado tiempo, dinero y esfuerzo.
El comprador de vivienda le da un mayor valor al dinero de su cheque de pago de sueldo que al del reembolso de impuestos. Si hubiese ahorrado el reembolso, o al menos una parte, hubiese podido alcanzar su objetivo de pago inicial más rápido. A esto se le llama contabilidad mental, cuando tratamos de manera diferente el dinero que proviene de una fuente al dinero proveniente de otra. Esto puede llevar a gastar de una manera contraproducente el dinero que manejamos de una forma más casual.
Al basar las decisiones de compras en tendencias, redes sociales y amigos, el amante del buen vestir gasta en exceso en ropa que no necesita y que probablemente no usará. Queda atrapado en una mentalidad de rebaño, siguiendo a las masas para alcanzar un sentido de pertenencia, aunque la actividad no le beneficie. Esta es una forma de presión social.
Cómo tomar decisiones más razonables
Entender estos patrones de pensamientos, comportamientos y posibles consecuencias es el primer paso para tomar decisiones más racionales. Sin embargo, obtener información por sí sola puede no ser suficiente. Es difícil cambiar nuestros hábitos solo pensando en que lo vamos a hacer. Muchos de nosotros necesitamos planes de acción, con estructura y estrategias de autocontrol, para rediseñar nuestra relación con el dinero. Por ejemplo:
Hacer un plan de finanzas personales. Esto ayuda a eliminar parte de las emociones en la toma de decisiones financieras. Comience por establecer metas. ¿Desea irse de vacaciones? ¿Comprar una casa? ¿Seguir estudiando? Entonces haga un seguimiento de sus gastos para saber cómo está gastando su dinero. Use esa información para ayudarle a crear un presupuesto que cubra sus necesidades, deseos y ahorros. Existen muchas herramientas y aplicaciones en línea que pueden ayudarle
Crear un plan “qué hacer si…” para sus metas. Somos más propensos a alcanzar nuestras metas si consideramos las posibles distracciones, tanto positivas como negativas, y luego planificamos acciones específicas para abordarlas. Así es como se debe hacer
Automatizar las finanzas lo más posible. Debite automáticamente facturas, pagos de tarjetas de crédito y ahorros de su cuenta de cheques. Esto reduce la posibilidad de tomar decisiones emocionales y hace que siga un presupuesto con más facilidad
Hacer más difícil la posibilidad de realizar compras impulsivas. Si bien automatizar sus finanzas es por lo general una buena práctica, es mejor no usar la tecnología cuando se refiere a gastos discrecionales. Introduzca la información de la tarjeta de crédito para cada compra digital, en vez de guardarla en la aplicación o en el sitio web. Pague con dinero en efectivo, en vez de usar tarjetas de crédito, cuando compre en persona. Además, fije un periodo de espera de 24 horas antes de efectuar una compra
Es posible que no estemos de acuerdo con decisiones financieras irracionales que tomen nuestros familiares y amigos, sin embargo, podemos entenderlo. Hábitos inusuales demuestran el lado humano del dinero y ofrecen ejemplos valiosos de cómo mejorar nuestro bienestar financiero.
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